Las mejores frases | Como pez en el árbol (Fish in a Tree), de Lynda Mullaly Hunt


  • Siempre está ahí. Como el suelo bajo mis pies.
  • —¿Y si le dijera que voy a trepar a un árbol usando solo los dientes? ¿También diría que puedo hacerlo?
  • Sería más fácil salir disparada de un cañón que venir a clase. Menos doloroso.
  • Mi cerebro lo hace constantemente: me muestra escenas muy realistas, tanto que me arrastran a su interior.
  • Para mí leer es como buscarle sentido a un plato de sopa de letras. No sé cómo lo hace el resto del mundo.
  • Me siento como si estuviera sentada encima de una trampilla y tuviera al alcance de la mano el botón que me haría caer.
  • Palabras. Nunca consigo escapar de ellas.
  • Ojalá entendiera mi mundo, pero sería como intentar explicarle a una ballena cómo es la vida en un bosque.
  • Lleva una chaqueta oscura y una corbata con círculos de colores. Al acercarme, descubro que son planetas.
  • Si tenemos algún problema, lo solucionamos juntos, tú y yo.
  • No somos nada excepto un parpadeo en la vida de la Tierra. Un grano de arena en la inmensa playa del tiempo.
  • Creo que las cosas que pueden contarse no siempre son las más importantes. Lo que nos hace humanos no puede medirse.
  • Me veo a mí misma paseando por un bosque de torres hechas con cubos de letras. Se mecen como árboles al viento y me da miedo que se me caigan encima.
  • Cada palabra es una palada de tierra menos en el agujero que estoy cavando para enterrarme a mí misma.
  • La palabra «perdona» tiene mucho poder.
  • ¿Te pasa algo? —le pregunto, pensando que me va a decir que me ate a un cohete y encienda la mecha.
  • Humillar viene de la palabra humus, que es la tierra más rica y fértil. Así que cuando humillas a alguien, lo ayudas a crecer, mientras que tú quedas a la altura del betún.
  • Ojalá yo fuera un personaje de ficción.
  • Solo soy distinta para las personas con prejuicios. Y a mí me da igual lo que piense la gente así.
  • Me siento como un pez encerrado en una jaula y no en un acuario.
  • Sentada en el columpio, deslizo las manos por las cadenas, recordando cómo era de pequeña, cuando el mundo no me parecía un lugar tan agobiante. Me columpiaba con todas mis fuerzas. Me echaba hacia atrás y buscaba el cielo azul con los pies, y entonces me sentía capaz de cualquier cosa, de llegar a donde quisiera.
  • A veces todas las palabras del mundo no significan nada.
  • Pasaría la noche en la escuela colgada de los pies en el armario de las escobas con tal de aprender a leer.
  • Mi abuelo siempre decía que hay que llevar cuidado con los huevos y las palabras, porque son irreparables.
  • «Me cuesta» no es lo mismo que «no puedo».
  • Una hoja de papel en blanco, inmaculado y resplandeciente, que me devuelve la mirada y me estruja el corazón.
  • Reconozco algunas palabras, como «amor», pero no entiendo casi nada.
  • Las mentes geniales piensan de otra manera.
  • Es como si los pájaros pudieran nadar y los peces fueran capaces de volar.
  • Lo imposible es posible.
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