- En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales.
- Si estuviera poseído por el demonio, apestaría.
- Hay muchas cosas que huelen bien. Un ramito de espliego huele bien.
- —Dicen que debes oler a caramelo. ¡Vaya tontería! ¿Verdad, chiquirrinín?
- El olor de los seres humanos es siempre un aroma carnal y, por lo tanto, pecaminoso.
- La imagen era tan vieja como el mundo y sería a la vez siempre nueva y hermosa mientras el mundo existiera.
- El mayor coto de olores del mundo le abría sus puertas: la ciudad de París.
- Miles de aromas formaban un caldo invisible que llenaba las callejuelas estrechas y rara vez se volatilizaba en los tejados.
- En los olores del atardecer aún seguía viviendo el día.
- Desde el jardín flotaba por encima de los altos muros el perfume de la retama y de las rosas y la alheña recién cortada.
- El perfume vive en el tiempo; tiene su juventud, su madurez y su vejez.
- La superficie, que centelleaba aquí y allí como si una mano gigantesca esparciera millones de luises de oro sobre el agua.
- Descorrió el cerrojo, abrió la pesada puerta… y no vio nada. La oscuridad se tragó por completo el resplandor de la vela.
- Aquel anochecer en París cerraste los ojos a un milagro.
- Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad.
- Se vio a sí mismo de joven paseando por jardines napolitanos al atardecer; se vio en los brazos de una mujer de cabellera negra y vislumbró la silueta de un ramo de rosas en el alféizar de la ventana, acariciado por el viento nocturno; oyó cantar a una bandada de pájaros y la música lejana de una taberna de puerto; oyó un susurro muy cerca de su oído, oyó un «Te amo».
- Con su singular perfume podían transformar el mundo en un fragante jardín del Edén.
- Yacía por la noche junto al esqueleto de su mujer, que roncaba, y no podía dormirse por puro temor de su felicidad.
- Se había aislado del mundo para su propia y única satisfacción, solo a fin de estar cerca de sí mismo.
- Y una vez disipados los malos olores del pasado, quería ahora inundarlo de fragancias.
- A medianoche, la claridad de los astros hería sus ojos como mil agujas.
- Su tesis era que la vida solo puede desarrollarse a cierta distancia de la tierra, ya que esta emana constantemente un gas putrefacto.
- Una figura que no puede observarse con claridad porque se manifiesta difusa como una imagen del fondo del mar, estremecida por las olas.
- El perfume parecía exhalar un fuerte y alado aroma de vida.
- Un aroma de ángel, tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara, o sea, amarle a él.
- Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres.
- Las fragancias del jardín le rodearon, claras y bien perfiladas, como las franjas policromas de un arco iris.
- Lo que codiciaba era la fragancia de ciertas personas: aquellas, extremadamente raras, que inspiran amor.
- No es como en el recuerdo, donde todos los perfumes son imperecederos.
- Jamás podré olvidarla, ya que jamás olvido un aroma, y durante toda la vida me consumirá su recuerdo como me consume ahora, en este mismo momento, la idea de que llegaré a poseerlo…
- En esta noche de novilunio, nada le distraía; el mundo era solo olor y un vago rumor de resaca procedente del mar.
- El perfume que inspira amor en los hombres.
- La fragancia de su hija se ha adherido a mí de un modo tan claro y revelador como la sangre.
- Le rodeó con sus brazos y se agarró fuertemente a él como si no hallara ningún otro apoyo en un océano de dicha.
- Cuando por fin se atrevieron, con disimulo al principio y después con total franqueza, tuvieron que sonreír. Estaban extraordinariamente orgullosos. Por primera vez habían hecho algo por amor.