En su vigésimo quinto aniversario, The Truman Show sigue siendo una de las películas más debatidas en la historia del cine.
Las implicaciones éticas y morales planteadas en la obra de Peter Weir, protagonizada por Jim Carrey, son más relevantes que nunca y podrían haber sido exploradas aún más si se hubiera estrenado la tan esperada secuela.
The Truman Show, fuertemente inspirada en el episodio “Special Service” de The Twilight Zone, presentó la idea de un ambicioso reality show televisivo que buscaba romper todos los límites al mostrar cada paso de la vida de su protagonista desde su nacimiento.
En una ciudad ficticia construida en un gigantesco set de televisión, la vida de Truman parece perfectamente normal, ya que él desconoce que todo es una farsa y que está rodeado de actores. Sin embargo, ni el universo controlado más meticulosamente puede evitar que aparezcan grietas, y poco a poco Truman comienza a desconfiar de su entorno.
Su paranoia, justificada en gran medida, lo impulsa a intentar escapar de su ciudad hasta chocar contra el horizonte, momento en el que descubre la verdad detrás de su existencia y finalmente escapa hacia el mundo exterior del set.
El guionista Andrew Nicoll reveló en una entrevista con Screen Rant que se exploraron varias ideas para continuar el éxito de la película, aunque ninguna llegó a concretarse:
“Se discutió la posibilidad de hacer un musical, aunque parezca sorprendente, o una serie. En mi visión de una serie, pensé que sería divertido si, después de que Truman caminara por el horizonte, la audiencia clamara por más, como se siente al final de la película original.
Imaginé una red de canales múltiples, todos protagonizados por niños nacidos en el programa. Si lo ambientamos en la ciudad de Nueva York, habría una niña viviendo en el Upper East Side, un niño en Harlem, otro en Chinatown, etc. Cada uno tendría su propio canal y se moverían en sus propios círculos, sin destinarse a encontrarse nunca.
Pero al final de la primera temporada, el niño de Harlem y la niña adinerada se sentirían atraídos el uno por el otro. Ambos percibirían que el otro se comporta de manera diferente a cualquier persona que hayan conocido… ¡Porque finalmente conocerían a alguien que no actúa! (En la segunda temporada, la cadena intentaría desesperadamente poner fin a su romance)”.
Aunque estos planes para una secuela de The Truman Show nunca llegaron a materializarse, la mera especulación sobre el potencial de continuar la historia demuestra el impacto duradero que la película ha tenido en la cultura cinematográfica y en la reflexión sobre la realidad y la falsedad en los medios de comunicación.
A medida que celebramos su 25º aniversario, seguimos maravillados por la originalidad y la profundidad temática de esta obra maestra del cine.