- Jinn y Phyllis pasaban unas vacaciones maravillosas en el espacio, lo más lejos posible de los astros habitados.
- Se hacían notar en el cosmos por su originalidad salpicada de unas gotitas de poesía.
- Con la mirada fija a lo lejos hacia aquellos abismos misteriosos a los que les arrastraba su carrera.
- Me estremecí, porque allí, en su mirada, había un elemento nuevo para mí.
- Por la noche, la selva se llenó de crujidos y temblores furtivos y nos sentimos vigilados por unos ojos invisibles.
- Acerqué mi cara a la suya y rocé sus labios. Ella contestó a este gesto mío frotando su nariz contra la mía.
- El único obstáculo era que los monos no querían hablar.
- Acabé por dormirme con ella esforzándome por no pensar en el mañana.
- —¿Cómo está usted? Soy un hombre de la Tierra. He hecho un largo viaje.
- Nunca la cara de un mono reflejó tanta sorpresa.
- —Querido orangután, no sabes lo feliz que me siento por estar, por fin, ante una criatura que emana sabiduría e inteligencia.
- En los planetas y en los cielos existen más cosas de las que ha llegado a soñar la filosofía humana.
- Indiqué la Tierra y dirigí el dedo hacia mi propio pecho.
- Cada vez que ella decía «mono», yo lo traducía como «ser superior», cúspide de la evolución.
- Aprenden una enormidad de cosas en los libros.
- Pensar que iba a verme otra vez al aire libre me hacía latir el corazón.
- —¿Qué suerte puede ser más lastimera que pasarme la vida dentro de una jaula?
- Vino a oler un libro enseñando los dientes como si se tratase de un enemigo peligroso.
- Ignoran de dónde vienen, qué son y adónde van, y es posible que esta oscuridad les haga sufrir.
- Sentía la necesidad de que su mirada me sostuviera.
- Marchemos, simios y hombres, dándonos las manos y ninguna potencia, ningún secreto del cosmos, podrá resistirnos.
- No tenga miedo de ofenderme, la ciencia no conoce el amor propio.
- Para nosotros «hacer el mono» es sinónimo de imitar.
- Sombras de recuerdos ancestrales que buscan emerger de la bestialidad y quizá… el destello incierto de la esperanza.
- Me consuelo porque tengo toda la vida para cumplir mi misión.
- —Créame, llegará un día que aventajaremos a los hombres en todas las materias.
- ¿Es que no ven a dónde puede llevarnos esto?
- —Lo que nos sucede era previsible. Se ha apoderado de nosotros una pereza cerebral. ¡Ya no más libros!
- La chispa fugitiva ha cedido el lugar a una llama permanente.
- ¡Ah, qué importa esta horrible envoltura material! Es su alma la que se comunica con la mía.
- Hay que haber vivido más de un año en el planeta de los simios para comprender mi emoción…
- ¿Hombres racionales? ¿Hombres detentores de la sabiduría? ¿Hombres inspirados por el espíritu…? No, esto no es posible.
- Sacudiendo enérgicamente las orejas peludas, sacó la polvera y en vista de que volvían al puerto reavivó con un pequeño matiz rosado su adorable hociquito de chimpancé hembra.